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Carisma y Misión

La REPARACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS, lo hemos recibido de la Iglesia a través de nuestras fundadoras Rafaela María y Dolores.La reparación es para nosotras respuesta al amor de Cristo.“Queremos colaborar con Él y en Él a la reconciliación de las personas entre sí, y con Dios, y a que la creación, puesta al servicio del ser humano, sea un reflejo de la gloria divina”.(Constituciones N°2).

 

Nuestra Misión Se expresa a través de la ADORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA Y EN LA EDUCACIÓN EVANGELIZADORA, centrada en la celebración de la Eucaristía.

 

Cuando Jesús estaba celebrando la última cena con sus amigos/as, intuye que su vida está en peligro.  En coherencia con el camino que venía recorriendo, dándose y gastándose por el otro/a, se entrega de una manera que trasciende las barreras del tiempo y los límites de la geografía.
Se nos da de la manera más simple y cotidiana posible, hecho pan y vino, para ser nuestro alimento y ser compartido con los demás. “Tomó luego el pan, dio gracias, lo partió y se lo dio…”

 

A Jesús que se hace eucaristía, pan que se parte y reparte, es el mismo que nosotras adoramos en la hostia consagrada.   Nuestra adoración a Jesús consagrado quiere ser una prolongación, una continuidad de la eucaristía en la vida.

En todas nuestras casas del Instituto, a lo largo del mundo, exponemos al Señor diariamente. Nos turnamos para acompañarlo, contemplarlo, adorarlo, amarlo, escucharlo y estar con Él.

Este privilegio y gran regalo, de poder adorar a Jesús, es porque Él se deja exponer. Se hace vulnerable, se despoja de todo, se desnuda, y se nos entrega tal como lo hizo al nacer y al morir, en  la cruz.  Al contemplarlo, aprendemos de Él, para ser también pan que se entrega y alimenta a otros/as.

 

Estar con Jesús expuesto

Es entrar en su corazón, en su intimidad y en su vida.  Como decía Rafaela María: “Señor, me gusta estar contigo, Tú me miras yo te miro”.   Estar con Él, adorándolo, es reconocer su permanencia entre nosotros/as RESUCITADO.  Del encuentro  se manifiesta  el deseo de responder en todo momento a su amor.

 

Carácter apostólico

El rasgo apostólico de la adoración, nos impulsa a vivir y compartir la eucaristía en la vida con los demás.  Somos enviadas por la Iglesia  en esta misión de adorar, ella nos pide llevarle a Jesús las alegrías y dolencias del mundo, y a su vez “poner a Cristo a la adoración de los pueblos”, gran sueño de Rafaela María; crear los espacios e instancias para que otros puedan conocer a Jesús, y así adorarlo

 

La acción apostólica propia del Instituto es la educación evangelizadora, esto incluye la promoción del hombre y la mujer, el anuncio del evangelio y la ayuda para una interiorización personal y comunitaria de la fe.

Esto se lleva a cabo a través de la educación y  formación de la infancia y la juventud, la acogida a personas o grupos para ejercicios espirituales, oración, reflexión y encuentros; La pastoral parroquial, la animación y acompañamientos de movimientos y grupos diversos; la pastoral familiar y personal, y otras actividades que necesite la Iglesia, según la diversidad de tiempos y lugares, y esté de acuerdo con nuestra misión.(constituciones n°7)

 

Desde cualquier puesto que ocupemos o grupo social con el que trabajemos, queremos hacernos solidarias con la humanidad doliente, en la que Cristo sigue sufriendo pobreza, opresión y desamor.(constituciones n°6)

 

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